
Se trata de un éxito de ventas acompañado de una especie de secretismo: el editor no desea que se cuente nada del argumento, y todas las traducciones de esta novela irlandesa comparten la misma portada, por no querer que la cubierta desvele nada de su contenido. A pesar de todo desde el principio nos hacemos una idea del argumento: conocemos que Bruno, un niño berlinés, debe trasladarse de casa pese a su disgusto; una casa al lado de una cerca. A partir de aquí la narración avanza en un difícil equilibro entre lo previsible y lo inesperado, asistimos a los descubrimientos de Bruno. Si La vida es bella nos mostraba un adulto adaptaba la realidad a los ojos de un niño, aquí los ojos de Bruno "deforman" de alguna manera la realidad -patente en la manera de pronunciar diferentes nombres-, su inconsciencia hará que la realidad se muestre aún más dolorosa si cabe. Éste es sin duda el gran acierto de la novela, desde la inocencia de un niño vamos conociendo un mundo donde la inocencia tiene poca cabida, así avanzamos hacia un final que no puede dejar de estremecer.
Nunca debemos olvidar ciertas cosas, por eso es recomendable la lectura de este libro de John Boyne.
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