Bueno ya estamos en 2008. Entre otras cosas he aprovechado estas vacaciones para leer un poco y desconectar. Estas han sido mis lecturas:
Firmin es una novela de Sam Savage narrada por una rata que cuenta su biografía. Esta rata podría ser un animal vulgar si no fuera por un pequeño detalle que la hace singular: ¡sabe leer!. Como de pequeña pasaba mucha hambre y no era muy despierta a la hora de buscar alimentos, la ratita en cuestión sobrevive devorando libros hasta que un día repara en que es capaz de entender lo que come. Una novela simpática y enternecedora sobre el amorpor los libros y cargada de ironía. Muy recomendable.
Para cambiar de estilo me sumergí en la poesía de Neruda. Esta vez escogí
Cien sonetos de amor, una obra menos conocida que sus
Veinte poemas de amor y una canción desesperada pero igual de apasionante -a pesar de esto varios sonetos sí son muy conocidos, sobre todo gracias a la novela de Skarmeta y a la película de
El cartero y Pablo Neruda-. Neruda esculpe las palabras hasta amodarlas a la expresión del amor y organiza este cancionero amoroso conforme a los momentos del día. Un libro ideal para dejarse envolver por la pasión del amor.
Por último regresé a unos de mis autores predilectos, Paul Auster, bebiéndome el guion de su película
La vida interior de Martin Frost. Estaba deseando leer el guion, a la espera de poder vela película, por la relación con la que hasta ahora es una de mis novelas preferidas de Auster:
El libro de las ilusiones. Y no me desilusionó el guion, aunque me produce curiosidad saber si logra llevar a la pantalla de manera certera alguna de las situaciones que plantea; no me desilusionó porque me recuerda a uno de los relatos de
Trilogía de Nueva York:
Ciudad de Cristal. Auster vuelve a su obsesión por la identidad tejiendo un laberinto entre vida y literatura.
Firmin es una novela de Sam Savage narrada por una rata que cuenta su biografía. Esta rata podría ser un animal vulgar si no fuera por un pequeño detalle que la hace singular: ¡sabe leer!. Como de pequeña pasaba mucha hambre y no era muy despierta a la hora de buscar alimentos, la ratita en cuestión sobrevive devorando libros hasta que un día repara en que es capaz de entender lo que come. Una novela simpática y enternecedora sobre el amorpor los libros y cargada de ironía. Muy recomendable.
Para cambiar de estilo me sumergí en la poesía de Neruda. Esta vez escogí Cien sonetos de amor, una obra menos conocida que sus Veinte poemas de amor y una canción desesperada pero igual de apasionante -a pesar de esto varios sonetos sí son muy conocidos, sobre todo gracias a la novela de Skarmeta y a la película de El cartero y Pablo Neruda-. Neruda esculpe las palabras hasta amodarlas a la expresión del amor y organiza este cancionero amoroso conforme a los momentos del día. Un libro ideal para dejarse envolver por la pasión del amor.
Por último regresé a unos de mis autores predilectos, Paul Auster, bebiéndome el guion de su película La vida interior de Martin Frost. Estaba deseando leer el guion, a la espera de poder vela película, por la relación con la que hasta ahora es una de mis novelas preferidas de Auster: El libro de las ilusiones. Y no me desilusionó el guion, aunque me produce curiosidad saber si logra llevar a la pantalla de manera certera alguna de las situaciones que plantea; no me desilusionó porque me recuerda a uno de los relatos de Trilogía de Nueva York: Ciudad de Cristal. Auster vuelve a su obsesión por la identidad tejiendo un laberinto entre vida y literatura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario